Grafito de una
espiga mostrando los síntomas del Tizón.
En 1882, Koch comprobó
la relación entre Mycobacterium
tuberculosis y la tuberculosis, gracias a lo cual estableció su importante
postulado; pero mucho antes, en 1807, Prevost había determinado la
correspondencia existente entre el hongo Tilletia
caries y la enfermedad del trigo conocida como Tizón, prueba de que hasta
el siglo XIX, los conocimientos de Medicina vegetal iban a la par, o incluso
adelantados a los de Medicina humana.
La historia de nuestra civilización y la del trigo van de la
mano, sin que sepamos muy bien cuál de los dos, hombres o plantas, tomaron la
iniciativa de caminar juntos. Pero acompañando al trigo vienen también unos
hongos entre los cuales se encuentran diversas especies del género Tilletia, microorganismos que provocan
enfermedades en los trigales, y a las que los labradores dan el nombre de “Tizones,
Caries o Carbones”, debido al color negro que adquieren los granos, rellenos de
esporas del patógeno.
Las esporas de estos hongos se encuentran en el suelo o
adheridas a la cubierta de las semillas. Cuando éstas se siembran, el hongo
germina e infecta los tejidos de la planta. Durante el desarrollo del cultivo
la planta no muestra
síntoma alguno de la enfermedad, pero cuando aparecen las espigas
podemos comprobar, en las espiguillas, que los granos de trigo no
son tales, sino que, realmente, son bolsas negras repletas de esporas del
hongo. Y si aplastamos un grano entre los dedos nos mancharemos de un polvo
negro, constituido por las esporas del microorganismo, y con olor a pescado
podrido debido a la trimetilamina que contiene.
La forma de evitar
la aparición de esta enfermedad es
fácil, eficaz y barata. Consiste en impregnar las semillas que se vayan a
sembrar con un fungicida específico. Los formulados a base de mancoceb han
demostrado ser eficaces.
Esporas del hongo Tilletia foetida, causante del Carbón
del trigo, vistas al microscopio.
Figs.
y texto de José Del Moral De la Vega
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