Melocotoneros con síntomas de estar
parasitados por el Gusano cabezudo (Capnodis
tenebrionis)
Los árboles que cultivaban nuestros
abuelos para producir fruta se regaban por inundación del suelo que rodeaba el
tronco, zona en la que se solía construir un alcorque para mejorar la infiltración.
Esa técnica agrícola, como
cualquier otra, tiene ventajas e inconvenientes. Entre las primeras: la
inundación del suelo con agua limita o incluso anula el desarrollo de numerosas
especies de insectos, como el coleóptero Capnodis
tenebrionis (Gusano cabezudo); entre los inconvenientes: el consumo de agua
es excesivo.
El agua es un bien muy limitado y
la ingeniería agraria ha sido capaz de diseñar nuevos procedimientos de riego
mediante “goteros” que producen un ahorro significativo de agua, lo que ha
propiciado que los sistemas de riego por goteo se hayan impuesto, mientras que
los tradicionales han desaparecido; pero con ellos también ha desaparecido la
protección que proporcionaban contra determinados insectos del suelo formadores
de plagas.
Actualmente, en muchas comarcas
dedicadas al cultivo de frutales, principalmente de hueso, las plagas de Capnodis tenebrionis son un azote
difícil de controlar, plagas que están propiciadas por los nuevos sistemas de
riego.
Este es un ejemplo más de la
íntima relación que liga la fitotecnia de un cultivo con la sanidad del mismo.
Larva de Gusano cabezudo (Capnodis tenebrionis) incrustada en la
raíz de un árbol
Figs. y texto
originales de José Del Moral De la Vega