sábado, 25 de enero de 2014

CONTROL DEL GUSANO CABEZUDO (CAPNODIS TENEBRIONIS L. ) DE LOS FRUTALES

Melocotoneros con síntomas de estar parasitados por el Gusano cabezudo (Capnodis tenebrionis)

Los árboles que cultivaban nuestros abuelos para producir fruta se regaban por inundación del suelo que rodeaba el tronco, zona en la que se solía construir un alcorque para mejorar la infiltración.
Esa técnica agrícola, como cualquier otra, tiene ventajas e inconvenientes. Entre las primeras: la inundación del suelo con agua limita o incluso anula el desarrollo de numerosas especies de insectos, como el coleóptero Capnodis tenebrionis (Gusano cabezudo); entre los inconvenientes: el consumo de agua es excesivo.
El agua es un bien muy limitado y la ingeniería agraria ha sido capaz de diseñar nuevos procedimientos de riego mediante “goteros” que producen un ahorro significativo de agua, lo que ha propiciado que los sistemas de riego por goteo se hayan impuesto, mientras que los tradicionales han desaparecido; pero con ellos también ha desaparecido la protección que proporcionaban contra determinados insectos del suelo formadores de plagas.
Actualmente, en muchas comarcas dedicadas al cultivo de frutales, principalmente de hueso, las plagas de Capnodis tenebrionis son un azote difícil de controlar, plagas que están propiciadas por los nuevos sistemas de riego.

Este es un ejemplo más de la íntima relación que liga la fitotecnia de un cultivo con la sanidad del mismo.
Larva de Gusano cabezudo (Capnodis tenebrionis) incrustada en la raíz de un árbol

Figs. y texto originales de José Del Moral De la Vega

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